La exposición Frida Kahlo. La vida como obra de arte del artista sevillano Fausto Velázquez, organizada por la Fundación Unicaja, llega ahora a Almería tras su paso por la capital malagueña, donde fue exhibida hasta finales del mes de mayo.
En la muestra se pueden admirar las últimas obras del creador hispalense, quien demuestra su maestría como retratista y dibujante a través de una multitud de retratos, elaborados con diversas técnicas, con el rostro de la icónica pintora del pasado siglo XX como absoluto protagonista.
Precisamente, un retrato de Frida Kahlo, elaborado en 1939 por el fotógrafo Nicholas Muray, quien fue amante de la artista mexicana, fue determinante para que Velázquez se embarcara en este proyecto pictórico.
En palabras del propio creador andaluz “Frida Kahlo no era guapa, pero tenía un gran atractivo; era hija de alemán y de mexicana descendiente de española…Me interesa sobre todo como personaje, por lo que significó para la liberación de la mujer; fue una mujer libre, tuvo amantes de ambos sexos y, aunque amó a su marido (el pintor mexicano Diego Rivera), nunca fue esclava de ese amor”.
Maestro del retrato, Fausto Velázquez refleja en sus obras su enorme capacidad para captar matices psicológicos en el rostro humano y se sirve de la sensualidad del color para inmortalizar a Frida Kahlo, mediante el uso de diversas técnicas, desde múltiples visiones y distintas etapas vitales.
En una de estas obras, plasma a Kahlo ataviada con un mantón de Manila, diseñado por los sevillanos Vittorio y Lucchino, amigos y vecinos de Velázquez. Para su original composición, copió el rostro de Frida del retrato realizado por Muray y la caída del mantón de una fotografía que previamente Velázquez había tomado a una amiga personal.
Fausto Velázquez: Maestro del retrato íntimo y eficaz
Uno de los más singulares y relevantes autores del panorama plástico andaluz, este creador sevillano de La Algaba ha demostrado, a lo largo de más de treinta años vinculado al mundo de las artes, la docencia y la gestión cultural, su total devoción por el insondable y caleidoscópico universo de la creación.
Formado en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría (Sevilla), inició su andadura en el ámbito teatral como director del Teatro algabeño, a la vez que daba forma a sus primeros grabados en compañía de otros artistas y amigos como Francisco Cortijo, Félix de Cárdenas o Paco Reina, y desarrollaba paralelamente su faceta como profesor de dibujo en varios centros andaluces.
En 1976, se inició en la edición de obra gráfica y fundó el taller de grabado que después dio origen a la Galería de Arte Fausto Velázquez, tras cuyo cierre, a mediados de los 90, volvería de nuevo a entregarse por completo a la pintura. Retratista íntimo y eficaz, basa buena parte de su obra en la fidelidad y rotunda corrección de un dibujo nítido, de claros perfiles y poderosa robustez, además de demostrar una gran capacidad para captar la psicología que encierra cada rostro humano.
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