Las medusas viven de forma natural en el mar siendo arrastradas a la costa debido a las corrientes. Con las altas temperaturas de estos días y la sequía de meses atrás, sobre todo en mares semicerrados como el Mediterráneo, se están repitiendo episodios de invasión de medusas en nuestras playas. Así está ocurriendo en muchas playas del litoral almeriense, donde un chapuzón en el mar puede costar a los bañistas más de un disgusto en forma de picadura o picaduras de medusa.
Para situaciones como esta, en la que los dispositivos de vigilancia de playas de la provincia de Almería todavía no se han activado y la presencia de medusas es masiva, la Delegación de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía admite no tener competencias en la materia. En algunos municipios, como es el caso de Adra, el Ayuntamiento durante los meses de verano, dispone en la franja costera de una pequeña embarcación dedicada a la limpieza de las aguas, que se aprovecha cuando es necesario, para la captura de las medusas que son arrastradas por las corrientes hasta las zonas de baño.
Para algunos colectivos y expertos, el origen de la presencia masiva de medusas en la costa se encuentra en las altas temperaturas y en los residuos generados por los fertilizantes utilizados en la producción agrícola
Ecologistas en Acción defiende que la solución a la proliferación está en recuperar el equilibrio del ecosistema, pasando por una disminución de la emisión de gases de efecto invernadero, una inversión de la tendencia a vivir en la costa, la depuración total de las aguas residuales, el desarrollo de una agricultura de menor impacto ambiental y la puesta en marcha de programas pesqueros que erradiquen el uso de artes de pesca no selectivas.
No atacan, se defienden
Las medusas no atacan por placer, presentan unas células urticantes que contienen en su interior un veneno que normalmente suelta el animal cuando caza o se defiende de algún peligro. Las picaduras de medusas no suelen ser graves, aunque siempre hay excepciones. Si hay algo que caracteriza a estas picaduras es la molestia y el ardor que presentan.
Su cuerpo transparente asimilado a la forma de un champiñón que con el agua adopta diferentes tonos de rosa, violeta y azúl, hace de este animal sin cerebro una de las criaturas más bellas que habita en los mares. Aunque existan algunas medusas de agua dulce, son principamente animales marinos. Las medusas se encuentran en todos los mares, pero con más abundancia en los mares cálidos. De sus bordes nacen multidud de tentáculos, largos y delgados, que crean trampas mortales para los peces gracias a las células venenosas que inmovilizan a todo pequeño animal que las toque y que, en los peces de mayor tamaño, provocan un molesto escozor.
Su tamaño es diverso: hay desde diminutas de un centímetro de diámetro hasta las gigantes cuyo cuerpo mide de 2.5 metros y cuentan con unos tentáculos de 36 metros de longitud. Lo más corriente es que no superan el metro de diámetro.La presencia de medusas en nuestras costas se convierte en un hecho frecuente, sobretodo en verano. Los temporales de levante las acercan hasta la orilla. Este fenómeno natural no puede ser detenido, ya que no depende de la voluntad del hombre.
Primeros Auxilios ante una picadura de medusa:
Cuando una medusa nos ha picado, el dolor y picor es inmediato. Lo primero que hay que hacer es limpiar la zona afectada por la picadura. Nunca deberemos usar agua dulce, ya que podrá romper las células urticantes, sufriendo otra picadura. Para limpiar la zona, el suero fisiológico es perfecto; si no, el agua salada también podrá ser una solución. Durante 15 minutos aproximadamente deberemos aplicar frío a la zona afectada, no aplicar el hielo directamente sobre la picadura, sino cubierto con algún paño o toalla.
Si hay algún resto de tentáculo adherido a nuestra piel, debemos quitarlo, pero nunca con las manos. Utilizaremos unas pinzas. También se administrará un antihistamínico, para la reacción y un analgésico para el dolor. No hay que frotarse ni con toallas, ni con arena, ni con nada que pueda lastimarnos más.
