viernes, 19 abril 2024

La importancia del injerto en el ‘Modelo Almería’

1 diciembre 2017
Almería
injerto

Planta injertada

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El injerto es una técnica de control de enfermedades de suelo. En la zona de producción de invernaderos de Almería no se introdujo hasta la segunda fase del proceso de creación de lo que conocemos como ‘Modelo Almería’, pero su uso fue fundamental de cara a la profesionalización del sector. Primero se injertaron las sandías con calabaza, ahora se injerta a la carta. Lo último: los pimientos.

En una primera fase, los productores almerienses de invernadero rotaban sus cultivos y, un año ponían tomates, otro pimientos, el siguiente berenjenas… Todavía no había llegado la profesionalización y especialización de las producciones y cada pequeña explotación era un laboratorio en el que se desarrollaban semillas de tomates, pepinos, pimientos, calabacines, berenjenas, judías, melones y sandías en los diferentes lineos del invernadero. Auténticas ensaladas bajo los plásticos.

Los agricultores fueron descubriendo que no todos los productos ni las variedades se adaptaban por igual a las diferentes zonas de la provincia. El agua, la humedad, el viento, la diferencia de temperatura entre el día y la noche de cada paraje requerían de un estudio pormenorizado y personalizado de la campaña agrícola.

No es lo mismo el cultivo en Tierras de Almería, que en Berja, Campohermoso o Adra. Cada zona es diferente. Las casas de semillas van experimentando y adaptando genéticamente diferentes variedades a las características concretas de cada paraje. Los injertos se preparan a la carta en función de los detalles de una finca en concreto. Incluso los clientes demandan productos por la zona de cultivo, como en el caso del tomate de La Cañada, Campohermoso o Níjar.

Implantación
Con la profesionalización y especialización de los cultivos llegaron a los invernaderos los problemas de suelo. Precisamente en Níjar saltaron las primeras alarmas en los años 70 aproximadamente. Los agricultores de la zona practicaron el monocultivo de tomate por la salinidad del agua. Pero el suelo necesitaba desinfección o descanso.

La ausencia de rotación de cultivos y la humedad de la zona favorecieron la propagación de enfermedades como fusarium y otras propias de un suelo castigado. La utilización de bromuro de metilo para desinfectar el suelo era una práctica desaconsejada por aquel tiempo y prohibida en la actualidad en Andalucía.

La desinfección se realiza en temperatura cubriendo el suelo con una malla. Lo que se conoce como solarización. Un importante avance del que hablaremos en posteriores capítulos. Fue en Níjar donde se experimentó con variedades de semillas resistentes a fusarium, semillas que dieron tomates muy sabrosos, conocidos como RAF (resistentes al fusarium).

“En Níjar comenzamos a practicar los primeros injertos de tomate”, nos cuenta Sergio Oliva, ingeniero técnico agrónomo del Grupo Cristalplant, empresa referente en el sector. “Los primeros injertos fueron de sandía. Hubo un momento en el que todas las enfermedades del suelo le llegaban a la sandía y era imposible cultivarlas. Sin embargo, al que no le acudían enfermedades era a la calabaza. Ahí se empezó a hacer injertos de sandía y calabaza”, matiza Oliva.

Sergio Oliva, Cristalplant
Sergio Oliva, Grupo Cristalplant

La técnica
“Comenzamos injertando mediante la técnica de aproximación en las curcubitaceas. Poco a poco fuimos evolucionando y ahora lo hacemos a la carta, principalmente mediante la técnica de púa a mano”, explica el ingeniero del Grupo Cristalplant.

En la actualidad se injertan plantas para evitar que les afecten los problemas de suelo, para conseguir más kilos a la planta, para favorecer el cuaje en frío, por ejemplo en la berenjena, o para lograr que la planta cierre el ciclo con la misma producción que al inicio.

Las solanaceas se injertan casando cabeza y pies en disel, conservando la raiz del producto. Berenjena, tomate y pimiento.

Las cucurbitáceas pueden injertarse mediante las técnicas de aproximación o de pua. “El método de aproximación es más sencillo de hacer, en condiciones normales hay menos pérdidas de planta, el de pua es mas delicado en humedad y temperatura, sin embargo la planta sale del semillero cicatrizada mientras que por el método de aproximación te llevas una planta con heridas abiertas”, explica Oliva.

Las diferencias también son visibles. La planta injertada en pua es mas recortada y endurecida que la de aproximación. Es ideal para zonas más frías por su resistencia. “En el Grupo Cristalplant aconsejamos un injerto para cada cultivo, planificación y zona aunque es el cliente el que decide. Injertamos a la carta”, matiza el técnico.

En la actualidad
En la actualidad se está injertando pepino en la zona de Tierras de Almería, que presenta unas características parecidas a la zona de Motril. “Allí comenzaron a tener problemas de suelo por el monocultivo de pepino y hubo que realizar injertos, principalmente en calabaza que da mucho más vigor a la planta y en pie de pepino que previene de enfermedades. Esta campaña ha aumentado los injertos de pimiento”, comenta.

En la actualidad el tomate se está injertando en pie de tomate, normalmente silvestre, aunque la versatilidad en este tipo de injertos es grande. “Independientemente de que se tenga o no problemas de suelo se suele injertar el tomate en función de la cantidad de pies, de si se quieren más kilos, calibre o más calidad de fruto al final del ciclo”, especifica Sergio Oliva.

En berenjena se injerta para evitar problemas de suelo sobre pie de tomate y sobre una variedad de berenjena muy resistente para conseguir que cuaje más fruto con el frío.

Los melones y la sandías se injertan por problemas de suelo, normalmente en calabaza y, en el caso de la sandía se utilizan variedades llamadas portainjerto.

El pepino se injerta en calabaza y en pie de pepino.”La calabaza da mucho mas vigor a la planta y el pie de pepino previene de enfermedades y no te da el plus de vigor. A veces no es bueno tanto vigor, hace la planta vegetativa (más ramas que fruto)”, añade Oliva, quien concluye que sin la aplicación del injerto, “difícilmente se puede imaginar una zona productiva intensiva, estable y comercialmente interesante”.

Capítulos anteriores:
El Modelo Almería: de un desierto a la despensa de Europa
La revolución tecnológica del Modelo Almería: de la libretilla a la App
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