Agentes del Servicio de Protección a la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) han imputado a un hombre de 38 años y vecino de Macael por la caza de especies cinegéticas protegidas como la cabra montesa que, posteriormente, curaba por piezas y trataba con el objetivo de exhibirlas como trofeos.
La actuación contra J.E.P., a quien se atribuye un presunto delito relativo a protección de la flora y la fauna, se iniciaba a principios de abril después de que guardas de caza de la Delegación Provincial de Medio Ambiente facilitasen información al Seprona sobre una cortijada en la que se secaban cabezas y cornamentas de especies cinegéticas protegidas.
Ubicada en el paraje del Saúco de Alcóntar, la cortijada fue investigada por los agentes, quienes a través de una ventana abierta, comprobaron que en un habitáculo se curaban piernas de ciervo y jabalí. Fue entonces cuando la Guardia Civil solicitó una orden de entrada y registro y halló cuatro cráneos de macho de cabra montés y otros tres de ciervo, con sus cuernas, 12 jamones de jabalí, 16 patas de ciervo y ocho de cabra montés en proceso de secado y curación.
En las inmediaciones de la vivienda, los agentes localizaron, asimismo, una construcción en ruinas, donde había una cabeza de ciervo en estado de putrefacción y restos cadavéricos despiezados de animales.
El Seprona solicitó a J.E.P., cuidador de la finca, que les proporcionase las autorizaciones para la caza de las piezas allí expuestas y acreditase acreditar su legal procedencia.
La documentación aportada a los pocos días no correspondía con los cráneos y restos de animales localizados por los agentes, por lo que se procedió a su imputación como presunto autor de un delito relativo a la flora y la fauna. La investigación, instruida por el Juzgado Único de Purchena, permanece abierta y no se descartan nuevas imputaciones.