Hace tiempo que circula en Youtube el vídeo de unos adolescentes haciendo el recorrido por uno de los túneles desde el Cable Francés hasta el Toblerone. De su existencia posiblemente la inmensa mayoría de los ciudadanos de Almería no tengan ninguna noticia, pero son un elemento más dentro del conjunto ya reconocido por parte de la Junta de Andalucía como patrimonio de la arquitectura industrial de la comunidad autónoma. Es posible que llame más la atención a los visitantes que a los autóctonos, quizá por el hábito de verlo así como está toda una vida, pero no es así para todos los almerienses. Un grupo muy numeroso de ciudadanos ha decidido ponerse manos a la obra para intentar encontrar vías de ‘indulto’ para un lugar que consideran ‘mágico’ en el sentido de que evoca muchas cosas.
Lo que ha sucedido hoy en la Carpa Juan Goytisolo del Puerto de Almería ha sido una asamblea más que una rueda de prensa, que era lo que se había convocado. O eso, o una comparecencia de más de 25 personas, todas ellas aportando su parecer en torno a las edificaciones del ‘mineral’ con una única cuestión como hegemónica en el pensamiento de todos, como es que deben quedarse en pie. Sus usos pueden ser infinitos, incluso podrían tener cabida todos los que la imaginación de los ciudadanos generen, ya que el espacio y los volúmenes son ‘brutales’. Ejemplos de una recuperación de bienes industriales hay muchos por todos los rincones el mundo, si bien un buen paradigma se encuentra en el Bilbao actual y todo Euskadi. No son destructivos, sino todo lo contrario. Su posicionamiento es el de preservar un patrimonio que primero debe verse como tal, al tiempo que utilizarlo para generar sinergias y riqueza, estilo y tendencia, un reclamo económico sin perder lo poco que le va quedando a la ciudad de Almería.
«Si Norman Foster hubiera tenido el Toblerone habría alucinado», han dicho en referencia a cuando se empezó a hablar de un proyecto de centro de congresos. Saben que es privado, de Jarquil concretamente, pero también que el Ayuntamiento tendría a su alcance una serie de fondos europeos para garantizar su recuperación si pasara a ser de titularidad pública. Además, si hablamos de dinero, para nada es incompatible con soterrar las vías del tren ni tampoco con la construcción de viviendas. Qué mejor lugar y cuál más señero que el Toblerone para tener una oficina y dar la dirección de tu negocio sin que los clientes se pierdan ni se despisten. Ahora se está a tiempo, y por eso ahora es cuando ha surgido una unificación que lleva por nombre Asociación ‘SOS Patrimonio’, que iniciará en breve una recogida de firmas y que ha presentado, además de su nuevo formato como grupo de presión, un informe que avala que el que técnicamente se llama «Silo de almacenamiento de mineral de hierro de la Compañía Andaluza de Minas y su entorno» pase a ser declarado como Lugar de Interés Cultural, obra de Julián Sobrino, de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla y vicepresidente de The International Conmittee for Conservation Industrial Heritage. Este documento ya obra en poder de la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía.
La ley andaluza ya tiene definidas varias figuras de protección, tanto para el bien como tal como para su entorno, y en el caso del Toblerone, estaría así cubierto el silo y los edificios y enseres circundantes, incluido el Cable Francés, si bien lo principal es el silo, que si se pudiera poner en pie sería el cuarto edificio más alto de España. La lucha ha comenzado con más fuerza, porque son cada vez más las voces de arquitectos, historiadores y técnicos en general, junto con ciudadanos preocupados por su patrimonio y su ciudad, las que se dejan oír. Además, en breve pasará por el Pleno del Ayuntamiento de Almería el nuevo PGOU, que es el que dará las líneas de desarrollo de la ciudad futura. En ese sentido, y ante la respuesta que han tenido ya en los medios de comunicación y en la calle, han notado una mayor atención por parte de los grupos políticos, que al principio no les echaban muchas cuentas. Por si esto fuera poco, con el uso de las nuevas tecnologías el globo terráqueo se ha encogido, y sus apoyos están llegando desde muchos rincones del planeta, sumando más de 8.000 seguidores en las rede sociales que los vieron nacer y que ahora los han reunido.
Han hablado casi todos, pero la responsabilidad recaía en un principio en Araceli Sánchez, arquitecta y presidenta de la Asociación, Manuel Pérez Sola, activista cultural y medioambiental, y Juan José Gómez, arquitecto que fue alumno y que está trabajando en la actualidad con Julián Sobrino. De ellos ha corrido la exposición general, recordando que se han unido por las noticias aparecidas en prensa sobre que el Toblerone corría peligro de ser demolido. Se crearon dos grupos en facebook, uno llamado ‘Salvemos el Toblerone’ y el otro ‘Toblerone Vivo’, después convertidos en plataforma, con la intención ambos de aglutinar a las suficientes personas que consideraran que este elemento tiene la suficiente importancia como para por lo menos merecer una discusión antes de tirarlo.
Después de una serie de asambleas se ha decidido crear una asociación conjunta, que naciera con la intención de defender el patrimonio que esté en inminente riesgo, así que irá más lejos que el Toblerone. Denunciarán, alegarán y aplaudirán llegado el caso, pero para empezar quieren resaltar la importancia vital, «porque está ligado a nuestras vidas», de uno de los pocos lugares «interesantes de Almería cuando uno llega a la ciudad», que no es bonito pero «sí despierta muchos interrogantes» y está enclavado en un lugar que es predominante, desde el que imprime carácter a la ciudad. «Perderlo la haría más anodina y vulgar».