La mejora de la carretera de la A-358 que comunica Berja, Dalías y El Ejido, unas obras encaminadas solventar los problemas de inseguridad que siempre ha presentado la vía y que se encuentran en avanzado estado de ejecución, ha dejado incomunicada a la pedanía daliense de Celín.
Hace una semana, las máquinas cerraban la entrada antigua de Celín para abrir un paso elevado que conecta la A-358 con las empresas hortofrutícolas SAT Daliber y Frutas Matillas. Una obra que ha eliminado la raqueta que servía de enlace con la pedanía daliense y por lo que los autobuses de línea, desde hace días, han dejado de hacer su habitual parada a la altura de Celín para recoger a los usuarios que viajen a Dalías o El Ejido.
Para no dejar encerrada a esta pedanía, en la que viven unas 500 personas muchas de ellas usuarias de transporte público, la empresa de transporte ALSA debería modificar el recorrido de su línea. «Alsa se niega a tener que dar la vuelta para recoger a los usuarios de Celín, en dirección a El Ejido, y nos obliga a caminar hasta un kilómetro para poder hacer uso del bus», protesta Martirio Baños, presidenta de la asociación de vecinos de Celín.
Pero Celín reclama su parada de bus. «Muchos vecinos de esta pedanía de Dalías toman el autobús a diario. Los mayores necesitan ir al consultorio y los jóvenes a sus centros de estudio o de trabajo, y ahora la parada más cercana está a un kilómetro de distancia», explica Baños.
Con movilizaciones espontáneas, pancartas reivindicando una solución a esta situación, grupos de ciudadanos de Celín y de Dalías han expresado su malestar por la nueva situación. En reuniones con el Consorcio de Transporte han mostrado su desacuerdo con la supresión del acceso natural a la pedanía por los numerosos inconvenientes que genera a la ciudadanía, que antes de la obra ya tenía que recorrer unos 500 metros para llegar a la parada y que ahora se ve obligada a caminar un kilómetro para poder tomar el bus.
Baños es tajante, «necesitamos recuperar nuestra parada de autobús, estamos dispuestos a cortar la carretera y a manifestarnos para recuperar el servicio que ahora nos niegan».
Desde que quedó cerrado el acceso a Celín, sólo dos buses –a las 8.00 y a las 12.00– recogen a los usuarios en la parada de antes, a unos 500 metros del barrio, el resto de vehículos obliga a los vecinos a desplazarse caminando el doble de distancia.
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