El próximo mes de marzo, la Asociación de Compañeros Solidarios de Almería (ACSA) cumplirá su primer año de actividad, un tiempo aun insuficiente para poder recibir subvenciones de las administraciones.
A pesar de las limitadas fuentes de financiación para poder hacer frente a la creciente demanda de ayuda de familias almerienses sin recursos, este colectivo, con apenas 15 miembros, invierte el tiempo y esfuerzo de sus miembros para resolver situaciones de emergencia social por las que atraviesan cientos de ciudadanos golpeados por la crisis y los recortes.
Sus armas para cumplir retos sociales son el boca a boca y las redes sociales, principalmente Facebook.
Fernando Barberá, un vecino de La Cañada, es el impulsor de ACSA Solidaria. Es voluntario de Cruz Roja y cuanto más patea la calle, más convencido está de que con la solidaridad de los que pueden, muchas urgencias encuentran solución.
Todos los fines de semana, los miembros de ACSA Solidaria salen a las calles de Almería con termos y platos de comida caliente que previamente han cocinado ellos mismos para atender a los sintecho, que en la provincia cada vez son más. Para este voluntario lo que hay en la calle es «mucha miseria, hay gente pasándolo realmente mal, pero el problema es que muchos se niegan o tienen reparos a ser ayudados, estos suelen ser los españoles, la gente de Almería, a los que cuesta más llegar. A los extranjeros no es tan difícil ayudarles pues son ellos mismos los que te lo solicitan».

Aunque han sido muchos particulares los que han dejado pagados alimentos en los comercios para que el colectivo pueda distribuirlos entre los que más lo necesitan, Fernando Barberá piensa que se puede hacer mucho más y hace un llamamiento a los almerienses para que no duden a la hora de tener gestos solidarios, porque la situación es muy grave para numerosas familias, inmigrantes y autóctonas.
Reto conseguido
Un ejemplo de solidaridad muy cercano en el tiempo y en el espacio, lo ha encontrado Barberá en una familia de El Alquián que, con una hija de 7 años que padece Síndrome de Dravet, necesitaba instalar una videocámara desde la que poder controlar el estado de la pequeña Andrea.
Una urgencia que, junto a la de una cama articulada, indujo a la familia a iniciar una recogida de tapones. Fernando Barberá conocía el caso este martes y brindaba ayuda a la familia.

En pocas horas, y a través de las redes sociales, la Asociación de Compañeros Solidarios conseguía la videocámara y la cama articulada. Cuando sólo quedaba encontrar a un transportista solidario que se encargara del traslado de la cama hasta El Alquián, porque el donante reside en El Ejido, en apenas unas horas se resolvía.